Presentación
Los frescos de Diego Rivera en la Capilla de Chapingo, son considerados por muchos críticos de arte como su obra maestra. Producto resultante del movimiento muralista que en la década de los años veinte del siglo pasado nació con la Revolución Mexicana; y que fuera también protagonizado por José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Epoca en la que fueron comisionados por el entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos; con la finalidad de decorar los edificios públicos con temas que tuvieran que ver con la Revolución y la historia Precolonial de México. Con lo que de esta manera y a través de la pintura mural, se daba lugar a que se cumpliera parte del ambicioso proyecto vasconcelista, a través del cual se proponía reducir el analfabetismo, llevar el libro a todos los rincones del país, fundar escuelas y enviar misiones culturales.
José Clemente Orozco Flores (Zapotlán, Jalisco, 23 de noviembre de 1883 – Ciudad de México, 7 de septiembre de 1949). Cuando su familia se trasladó a la ciudad de México en 1890, su primaria la estudió en la Escuela Anexa a la Normal de Maestros que estaba cerca de la imprenta donde trabajaba el gran pintor y grabador José Guadalupe Posada.
Al pasar del diario de la escuela se entusiasmaba y recreaba al observar trabajar al maestro. Asistiendo por las tardes a tomar clases de pintura en la Academia de San Carlos, hasta que en 1898 las tuvo de interrumpir para ingresar a la entonces Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria (fundada oficialmente el 22 de febrero de 1854) ubicada en el antiguo hospicio de San Jacinto (Cdmex); en donde obtuvo el título como perito agrícola en 1901, con la tesis: “Las Fibras Vegetales”.
Por eso en su honor la universidad a la galería de arte ubicada en el actual Edificio Estudiantil le dio el nombre del pintor.
Después de su estancia de 14 años en Europa, Diego regresa a México en septiembre de 1921; y al año siguiente pintaría el muro de fondo del Anfiteatro Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria, y que recibiría el nombre de La Creación. Y posteriormente de 1923 a 1928 pinta los muros de los corredores del recién estrenado edificio de la SEP. Y que atendiendo a una invitación del Director de la Escuela Nacional de Agricultura, Marte R. Gómez, inició por pintar los murales en el patio de entrada, las escaleras y el primer piso del edificio principal de la universidad; para posteriormente seguir con la decoración de la capilla, la cual inició en 1924 y terminó el día primero de octubre de 1927. Años en los que estuvo pintando simultáneamente en Chapingo y en la Secretaria de Educación Pública, aplicando la técnica pictórica de mural al fresco.
En un primer plano de ideas, La Capilla representa la evolución de la naturaleza (biológica), plasmada en la parte del muro oriental. Mientras que en un segundo plano, Diego representó la transformación de la sociedad, por efecto de la lucha revolucionaria (desarrollo histórico – social).
Y en la parte del muro occidental, relaciona ambos planos, ambas temáticas, entre sí.
Esta obra mural alcanza una superficie de 700 metros cuadrados, con un lenguaje sencillo y penetrante, pleno de armonía y calidad estética; expresa la larga tradición de lucha del campesinado mexicano, como una visión estética del materialismo como concepción del mundo y de la historia; en ella se concibe al hombre como transformador de la naturaleza y, simultáneamente, vincula el desarrollo natural con el progreso social.
De esta manera y desde el punto de vista pictográfico, en toda esta obra se encuentran reminiscencias de la Italia renacentista, ya que Diego estudió a fondo el arte mural tanto del Prerrenacimiento como del Renacimiento, así como de las vanguardias europeas en Francia; conocimientos que retomó para plasmarlos en toda su obra mural.
En un planteamiento teórico de esa época señaló lo siguiente:
«Tengo la ambición de reflejar la expresión genuina esencial del país. Quiero que mis cuadros reflejen la vida social de México como yo la veo, y por la realidad y el orden presente, se mostrarán a las masas las posibilidades del futuro. Trato de ser un condensador de las luchas y los anhelos de las masas y un transmisor que les proporcione una síntesis de sus deseos, de modo de servirles como un organizador de conciencia y ayudar a su organización social».