La muerte del campesino
La muerte del campesino marca la plena floración del movimiento social. Su cadáver es velado por cinco campesinos con cananas cruzadas sobre sus pechos y sus armas, algunos de ellos heridos en combate, con las cabezas descubiertas y los sombreros en sus manos en actitud de respeto. Ellos sostienen en la mano una bandera roja, una bandera de lucha. La caída del campesino ha servido para fecundar la lucha.
En este caso, la muerte no representa el inexorable fin de una grandiosa misión, ya que el campesino muerto, resucita (transmutado) en las flores color sangre que irrumpen del frondoso árbol (ceiba).
Y la mortaja al igual que su bandera de lucha, aparecen de color rojo, del mismo color de la sangre que escurre por el rostro del cadáver. Lucha que no ha terminado, por el contrario, continúa. Mientras que las tres mujeres arrodilladas, totalmente cubiertas por sus rebozos, ocultan el llanto. Y a la izquierda de este tablero, la aureola de la madre, que está sugerida por el sombrero de paja de uno de los campesinos y que sirve de fondo a su cabeza.