Opiniones sobre la obra de Diego Rivera

LAZARO CARDENAS

«Rivera es un indigenista orgulloso de nuestra cepa autóctona; su personalidad artística está impregnada de gran sensibilidad innovadora que se prodiga en expresiones de progreso y fraternidad humana.

En sus murales es como un campesino que reclama su tierra ; como un líder en las gestas del Primero de Mayo; pero es también un maestro que imparte cátedra a los corredores de los edificios públicos, y en dondequiera que su talento se imprime, exige justicia para el esfuerzo humano productivo, condenando a las minorías explotadoras y estériles».

«Diego Rivera ha permanecido mexicano en las más profundas fibras de su genio. Pero lo que lo inspiró en sus magníficos frescos, lo que lo elevó por encima de la tradición artística, en cierto sentido sobre el arte contemporáneo, sobre sí mismo, es el poderoso soplo de la revolución proletaria.

Sin Octubre, su poder de penetración creadora en la épica del trabajo, opresión e insurrección, nunca habría alcanzado tal extensión y profundidad.

¿Deseáis contemplar con vuestros propios ojos los móviles ocultos de la Revolución Social? Ved los frescos de Rivera. ¿Deseáis saber lo que es el arte revolucionario? Ved los frescos de Rivera. Tenéis ante vosotros no simplemente una pintura, un objeto de contemplación estética pasiva, sino una parte viviente de la lucha de clases. ¡Y, al mismo tiempo, una obra maestra!».

Lev Davídovich Bronstein
LEON TROTSKY
Museo-Casa de León Trotsky (México):
Lenin y Trotsky.

Lev Davídovich Bronstein (Yánovka, Ucrania, 8 de noviembre de 1879 – Ciudad de México, 21 de agosto de 1940), más conocido como León Trotski. Fue el creador y organizador del Ejército Rojo que al salir victorioso sobre los contrarrevolucionarios, dio lugar a que se creara el primer estado socialista de la historia, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Su capacidad de oratoria y su soberbio intelecto le llevaron a ser el segundo al mando de la revolución (mano derecha de Lenin)
 
A la muerte de Lenin en 1924, Trotsky es derrotado por su enfrentamiento político e ideológico contra Stalin; lo que le causó el exilio y a que se convirtiera en líder de un movimiento internacional de izquierda revolucionaria, identificado con el nombre de trotskismo y caracterizado por la idea de la «revolución permanente»; y fundar en 1938 la Cuarta Internacional.
 
León Trotski llegó exiliado a México, tras una serie de gestiones realizadas principalmente por Diego Rivera ante el presidente Lázaro Cárdenas. Llegando el 9 de enero de 1937, al puerto de Tampico y que fue recibido por Frida Kahlo. Hospedándose en la «Casa Azul» hasta la ruptura política con Diego. Cambiándose a la Calle de Viena en la misma zona de Coyoacán.
 
En esta casa Trotski sufrió un primer atentado ocurrido en mayo de 1940 durante la madrugada por un comando de 20 hombres armados, entre quien se encontraba David Alfaro Siqueiros; saliendo afortunadamente toda su familia con vida. Y el segundo atentado ocurriría unos meses más tarde, el 20 de agosto de 1940 a manos del agente soviético (enviado por Stalin) de la NKVD Ramón Mercader, que le enterró un piolet en la cabeza, muriendo al día siguiente.

OCTAVIO PAZ.


«Si el espectador se detiene ante la obra de Diego Rivera, descubre inmediatamente que este pintor no es tanto un materialista dialéctico como un materialista a secas; quiero decir: un adorador de la amteria como sustancia cósmica. Rivera reverencia y pinta sobre todo a la materia. Y la concibe como una madre: como un gran vientre, una gran boca y una gran tumba.

Madre, inmensa matriz que todo lo debora y engendra, la materia es una figura femenina siempre en reposo, soñolienta y secretamente activa, en germinación constante como todas las grandes divinidades de la fertilidad.

El erotismo monumental de este pintor lo lleva a concebir el mundo como un enorme fluir de formas, contemplado por los ojos absortos y fecundos de la madre. Paraiso, procreación, germinación bajo las grandes hojas verdes del principio. Una gran corriente erótica atraviesa todas sus creaciones.»

«Diego Rivera hizo posible nuestros actuales conceptos sobre un profesionalismo moderno para el arte moderno, en el más amplio sentido de los términos.

Por mayor madurez profesional, por mayor madurez teórica, fue el primero en pasar del misticismo esteticista de nuestros muy primeros murales (los de la muy primera época de la Preparatoria) a un arte de propósito ideológico elocuente, como un método esencial para el desarrollo de nuestra intención general en favor de un arte ligado a los problemas del hombre y la sociedad correspondiente; con esa su teoría y práctica iniciales estableció los principios, iniciales también, que posteriormente nos han permitido hacer formulaciones más profundas».

DAVID ALFARO SIQUEIROZ

(*) En 1960 cuando terminó de pintar el mural en el Castillo de Chapultepec titulado: “Del Porfirismo a la Revolución”, ese año, el 9 de agosto fue perseguido, aprehendido y acusado de disolución social, dado que Siqueiros era el presidente del «Comité de Presos Políticos y la Defensa de Libertades Democráticas». Fue encarcelado cuatro años en Lecumberri hasta que en 1964 recibió el indulto. (Foto de Héctor García, Lecumberri, 1960).

CARLOS FUENTES


«Rivera busca el mito más que la religión, y hasta cuando usa símbolos que están muy cerca del cristianismo, los usa como símbolos folclóricos básicos. En Chapingo habla del gran mito central de la insurrección de la tierra, el mito de Ceres, uno de los mitos más viejos de la antigüedad, la madre tierra que prodiga sus dádivas. En ese sentido, sí, busca el mito.«


(*) Y sobre José Vasconcelos:

«Vasconcelos fue el gran intelectual del periodo revolucionario de México, porque entendía una cosa, algo que tiene validez hoy en día, se trata de que la revolución mexicana fue en esencia una revolución cultural, más que un suceso económico, social o político; fue un suceso cultural. Vasconcelos entendió todas las realidades del país, un país muy viejo, un país con un pasado indígena, un pasado colonial, medieval y renacentista. Ver los Estados Unidos, ellos no tienen una edad media y México sí. Todo este enorme pasado de pronto pasó al primer plano para expresarse, y una de esas expresiones, quizá la más característica del período, fue la pintura mural. Diego Rivera, José clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros los tres grandes muralistas, los tres grandes como les decían.«

«El mexicano desde que aprende a leer y escribir está determinado por la saturación de las imágenes de Ribera, están en los libros de texto, están en las portadas de las novelas, están en las portadas de los libros de historia, están en los audiovisuales, están en los recorridos a que obligan u obligadamente acuden los estudiantes. Están en los principales edificios públicos, es imposible saber el grado de influencia, porque está ya incorporada a lo que es propiamente es la vida cultural y social del país.«.

CARLOS MONSIVAIS


Y el mismo Diego opinando sobre su propia obra en Chapingo:

«En la capilla representé los procesos de la evolución natural. La pared inferior estaba dominada por un gran desnudo femenino, uno de muchos que simbolizaban la tierra fértil. En sus manos obtenía con firmeza una planta fálica igualmente simbólica. Usé como modelo para la naturaleza la voluptuosamente bella figura desnuda de Lupe Marín.
 
Lupe era un animal bello y animoso, pero sus celos y posesividad le dieron a nuestra vida juntos una intensidad que no podía ser modificada. La felicidad agitada y molesta. Desafortunadamente, yo no era un marido fiel. Siempre me encontraba con mujeres demasiado deseables como para resistir. Las riñas por estas infidelidades se extendían a riñas por todo lo demás. Escenas terribles marcaron nuestra vida juntos.
 
Por ejemplo, una noche, Lupe me sirvió un platillo con pedazos de ídolos azteca que acababa de comprar. Me explicó que como yo había gastado todo el dinero en los ídolos, no había dinero para comida.
 
Volví a usarla, pero ahora embarazada, para representar la tierra fecunda. Usé la espléndida desnudez de Lupe una tercera vez, rodeada por tres opresores simbólicos, el clericalismo, el militarismo y el capitalismo».

Diego Rivera