Puertas de Entrada

Las puertas del antiguo Salón de Actos fue trabajada dos años después de concluidas las decoraciones interiores, en 1929. Rivera hizo los dibujos y la talla se realizó en el taller de los hermanos López Jiménez.


En los tres tableros de la hoja izquierda ubicó a los «buenos», y en los otros tres de la derecha a los «malos»; el mundo, dividido en las dos clases sociales. Los tres tableros de la hoja izquierda, de arriba hacia abajo, indican lo siguiente:


En la parte superior de la hoja izquierda está la hoz y el martillo, bajo la luz de la estrella de la revolución. Se observan como fondo mazorcas de maíz y espigas de trigo. A la misma altura, en la hoja derecha observamos también las mismas mazorcas y espigas, pero en lugar de la hoz y el martillo, aparecen la cruz (el clericalismo) y la espada (el militarismo) en forma cruzada, y entre ellas aparece el símbolo del dinero (el capitalismo), los tres factores que han esclavizado a la humanidad.

Puertas de la entrada elaboradas por los hermanos López Jiménez.

En la parte central del ala izquierda aparece Zapata con una leyenda que dice: «La tierra libre para los hombres», y en otra que dice: «Los buenos estarán siempre con Emiliano Zapata», mientras que a un lado de su cabeza se encuentra la estrella y la hoz llena de estrellas. En la parte central de la hoja derecha observamos a un capitalista y un demagogo bifácico que por una boca le dice a Zapata «Yo estoy con la revolución», y con la otra dice al capitalista «Yo defenderé tus intereses y tú me recompensarás»; éste, en recompensa, le entrega una bolsa con monedas. En la parte de inferior aparece un mensaje que dice «estos son los malos».

En la parte inferior de la hoja izquierda observamos al campesino con una canana y un arado en sus manos. Está también un niño campesino con libro en la mano y atrás de él, la maestra rural una mano en su hombro; en el fondo, varios campesinos más. A la derecha, aparece un cura en una actitud de cómplice del explotador y a un abogado corrupto. Al centro un hombre modernista con su mujer vanidosa y presumida, pintándose los labios, acompañada de su hijo, quien tiene en la mano una cuerda para jalar su carrito de juguete.

Capilla